Tirando del anzuelo
Autora: Kristan Higgins
Editorial: Harlequin Ibérica
Género: Romance Contemporáneo
Autoconclusivo
Sinopsis
La suerte de Maggie Beaumont estaba a punto de cambiar. Hasta ese momento era conocida por sus fracasos sentimentales: su primer novio había roto con ella presentándose en el pueblo con su nueva novia. Y después se había enamorado de un maravilloso irlandés que resultó ser el padre Tim, el nuevo párroco de Gideon’s Cove.Per
Opinión
Desde que descubrí a Kristan con la maravillosa novela Hasta que llegaste me gusta ir leyendo todo lo que hay publicado de ella hasta la fecha, porque sé que son novelas muy de mi estilo y que me van a gustar y hacerme disfrutar.
En Tirando del Anzuelo, encontramos nuevamente una historia fresca y muy divertida que, aunque tiene un ligero transfondo de drama igual que en todas las de la autora, Kristan consigue convertirlo todo en algo que provoca la sonrisa. Le da un giro a las tramas para algo que en otro caso sería triste sea divertido, aunque he de decir que en algún momento se me ha escapado también alguna lágrima.
Maggie es una persona muy conocida en su pueblo, regenta la única cafetería/restaurante del lugar y por tanto este es el punto de reunión de la gran mayoría de habitantes. Del mismo modo, todos saben su historial personal y no es que ella sea precisamente discreta con sus cosas, si no que ella misma se encarga de ir contando, sin darse cuenta cabe decir, todo lo que le ocurre a medio pueblo. Tiene una hermana que es su antítesis ya que, aunque son idénticas físicamente, esta está casada con el marido perfecto y tiene una bebe, mientras que ella va desastre sentimental tras desastre sentimental. Su último fracaso ha sido enamorarse del recién llegado al pueblo, un irlandés guapo y educado, pero que resulta ser el nuevo párroco de la localidad. Las situaciones que vive precisamente tras este enamoramiento son muy cómicas y divertidas, realmente me han hecho disfrutar de la lectura. Sus padres no acaban de ver con buenos ojos que ella se encargue del restaurante ya que piensan que está malgastando su vida cuando podría dedicarse a otra cosa. No entienden que el restaurante es la pasión de Maggie, y la lucha con ellos por este motivo es constante
Malone es un pescador que conoce a Maggie desde prácticamente toda la vida, pero es hermético y solitario, muy solitario. Corren algunos rumores sobre él por el pueblo, pero él se mantiene apartado y centrado en su trabajo. La relación con Maggie va cambiando a medida que avanza la lectura y vamos conociendo más de su vida y de su forma de ser. Es un personaje al que le vas cogiendo cariño a medida que avanza el libro, y aunque a veces sea tan cabezón, esconde un corazón de oro que lucha por entender a Maggie. Todo transcurre de un modo muy real, aunque tenga esos puntos de hilaridad de vez en cuando, pero es una historia muy bonita y cercana.
- ¿No lo entiendes, Maggie? - grita Malone con una mirada con la que podría cortar el cristal-. No quiero ni tu sopa ni tu pastel ni nada de lo que hayas traído en tu maldita cesta, ¿de acuerdo? Puedes guardártelo para tu sacerdote, o para esas viejecitas, o para quienquiera que tengas apuntado en tu lista. No para mí.
Entonces estallo.
-¡No puedo creer que estés enfadado conmigo! ¿Cómo puedes enfadarte por una cosa así? Lo único que he hecho ha sido intentar ayudarte.- Ese es el problema, Maggie. No quiero tu ayuda. ¡No quiero que hagas nada por mi!
El punto dulce, como es habitual en la autora, lo pone Colonel el perro de Maggie. Un animal con mil y un achaques que te roba el corazón desde el minuto uno y es que como siempre digo se nota que Kristan ama a los animales y eso a mí ya me gana. Su forma de escribir me hace viajar a donde ella quiere y me sitúa al lado de la protagonista haciéndome vivir todo lo que a esta le ocurre, me gusta muchísimo como narra y las cosas que se le ocurren.
Estoy deseando que se publique lo nuevo de Kristan que está previsto para Octubre de la mano de Libros de Seda. Espero que mantengan la portada como hicieron en la publicación anterior, ya que las originales son todas muy bonitas y siguen un mismo patrón que identifica muy bien a las historias.
Una lectura ideal para las tardes de verano, que te atrapa, te divierte, te endulza y te regala momentos de risa y alguna que otra lágrima. Kristan es para mí una apuesta segura.
