Reseña · Desafiando las normas · María Martínez

Ficha del libro. 

Opinión 

María Martínez es una de mis autoras favoritas. Su forma de contarnos las historias es muy personal, y me encanta como desarrolla todas sus novelas. Desafiando las normas es la tercera parte de su mayor proyecto hasta la fecha, ya que lo que comenzó siendo una novela única, ha acabado convirtiéndose en una trilogía y creando todo un mundo en el maravilloso Port Pleasant.

Spencer, la protagonista femenina, ya es conocida para todos los que leímos las dos primeras novelas. Ella es quizá uno de los personajes más oscuros, ya que en las anteriores entregas lo que nos mostraba era solo su dura coraza exterior. Una coraza que parece de hielo y que solo se derrite delante de sus mejores amigos de la infancia Caleb y Tyler. No ha tenido una vida fácil, ya que, al igual que ellos dos, se ha criado en la parte más marginal de la localidad, y en una familia totalmente desestructurada. Su madre parecía anteponer cualquier cosa antes que ella, y el mayor miedo de Spens es parecerse en algo a esa mujer que, aunque la trajo a este mundo dándole la vida, no fue capaz de darle nada más. Trabaja duro día a día en el Shooter, el bar de Sam el cual es como su familia para ella, e intenta sobreponerse del duro golpe que sufrió con Brian. Sus cicatrices son profundas, y le cuesta abrirse a los demás, pero aun así le ofrecerá su amistad sincera a Eric, sobre todo por el vínculo que une a este con Tyler.

Eric no parece tener claro qué hacer con su vida. Tras resignarse a no poder estar con el que creía ser el amor de su vida, por la que regresó a Port Pleasant, no sabe hacía donde encaminar sus pasos. Durante toda su vida ha cambiado de hogar cada cierto tiempo, y aún está intentando asimilar todo lo que su madre le hizo dentro de su amor enfermizo. Sabe que su padre se merece una segunda oportunidad, pero se conoce y sabe que no tardará en sentir las ganas de volver a marchar. De momento dedica su tiempo a ayudar a su familia en el taller mecánico que regentan, pero pronto le surgirá una oportunidad que no puede rechazar, y deberá compaginarlo con otras actividades. Es en una de ellas donde deberá trabajar con Spencer, haciendo que descubra que la imagen que tenia de ella no se corresponde en nada con lo que es en realidad. Lo que comienza como una amistad entre dos almas que están perdidas, se irá convirtiendo en algo más profundo, aunque ninguno de ellos quiera reconocerlo.

—Disculpe, Spencer no me había dicho que vivía con su abuela. Me llamo Eric, ¿está su nieta en casa?
Spencer lo acribilló con la mirada y, sin miramientos, empujó la puerta con intención de cerrársela en las narices. Él fue más rápido y logró meter el pie, muerto de risa. Arrugó el gesto con una mueca de dolor cuando la madera le golpeó el tobillo.
—¡Era una broma!
—Y me estoy riendo, ¿no lo ves? —replicó ella con cara de pocos amigos.
Eric sonrió de forma descarada, contemplándola. Lo cierto es que estaba preciosa con esa pinta horrenda, y no dejaba de ser un sinsentido. También el que, de repente, fuera tan consciente de esos detalles.
—¿Y a qué debo tu inesperada visita? —preguntó ella con una mueca de fastidio.
—¿Es cosa mía o anoche nuestra relación era más agradable?
—Anoche no me llamaste abuela ni te burlaste de mi aspecto.
Los dos sonrieron ampliamente.
—¿Y bien? —insistió ella.
—¿Tratas así a todos tus amigos?
—Ah, pero… ¿somos amigos?
Él se llevó la mano al corazón.
—Eso ha dolido. Me has dado de lleno, justo en el centro. Aquí. Me muero.
Spencer trató por todos los medios de mantenerse seria. Imposible. Poco a poco, sus labios se curvaron hacia arriba y un ruidito ahogado surgió de su garganta, captando la atención de él.
—¡Te has reído! —exclamó el chico.
—No. Intentaba no vomitar con esa pésima actuación.

Las relaciones que María plasma en sus historias son de aquellas que se cuecen a fuego lento. No le gusta precipitarse, y le da a cada pareja el tiempo que necesita para fraguarse de un modo real, y que no sea chocante o precipitado. En el caso de Spens y Eric no podía ser de otra forma, ya que ellos están rotos en muchos aspectos, y recuperarse haciendo que puedas establecer una relación sana no es fácil.

Una vez más, volvemos a tener mucho de Savannah, Caleb, Tyler y Cassie ya que su amistad sigue vigente, y serán grandes apoyos en muchos momentos. Al tratarse de un cierre de serie, aunque para mí podría surgir aún una historia más, María se va despidiendo un poco de los personajes regalándonos algunas escenas muy bonitas entre ellos.

Desafiando las normas nos cuenta una historia de amor entre dos personas que han perdido la fe en sí mismos y en todo lo que les rodea. Juntos encontrarán un camino que no esperaban, pero en el que lucharán incluso contra ellos mismos con el fin de auto protegerse. Una segunda oportunidad para ambos con la que aprenderán que a veces no está tan mal confiar en otra persona, y más si esa persona es la adecuada. Un adiós a Port Pleasant por todo lo alto.