Reseña - Latidos de una bala

Autora: Alexandra Roma
Editorial: Click Ediciones (Planeta)
Género: New adult
Autoconclusivo

Sinopsis

Berta viaja a Nápoles con sus dos mejores amigas para practicar italiano. Esa es la excusa. El verdadero motivo es pasear en esas calles llenas de adoquines hasta no sentir los pies, comer pizza hasta que le duela el estómago y bañarse en el Mediterráneo hasta que se le arruguen las yemas de los dedos.

Romeo Leone es un italiano de piel canela, ojos verdes amenazadores y mal carácter. Robar, extorsionar y traficar, todo parece correcto para alcanzar su meta de convertirse en el maldito rey de los suburbios.

Él es lo opuesto a lo que ella busca. Ella no es su tipo. Pero el destino o el azar hará que se crucen sus caminos y nada volverá a ser lo mismo.

Opinión 

Tras haber disfrutado de la pluma de Alexandra en su bilogía Aura cambia las zapatillas por zapatos de tacón sabía que quería leer algo más de la autora. Así que cuando vi la noticia de la publicación de esta novela bajo el sello de Click Ediciones, la puse en mi punto de mira. Y nunca mejor dicho, ya que Latidos de una bala es una historia en la que nos introducimos de lleno en la mafia de la ciudad italiana de Nápoles, y donde la tensión es una constante, un personaje más.Me encantan las historias ambientadas en la mafia, y en las que la acción da un plus adicional a la lectura, y esta es sin duda una de ellas.

Berta es una joven estudiante de periodismo que viaja a Italia en compañía de sus dos mejores amigas Tamara y Pilar. La idea es aprovechar el viaje para perfeccionar su uso del idioma, o esa es por lo menos la excusa contada a sus padres para que les costearan un viaje de chicas a la capital italiana de la región de Campania. Nada más llegar son conscientes de su inexperiencia a la hora de organizar un viaje por su cuenta, ya que han reservado su hospedaje en la peor zona de la ciudad, y en la que se concentra la mayoría de la chusma. Pero no todo es tan horrible, y nada más llegar hacen buenas migas con un grupo de chicos napolitanos que les harán de partenaires en algunas visitas. Esta buena entrada les hace además ser demasiado confiadas, cosa que les hará acabar compartiendo unas copas con otros chicos menos aconsejables: Romeo Leone y Domenico. Para cuando son conscientes de la banda a la que pertenecen este par, ya es demasiado tarde, y todo acaba complicándose de un modo que afectará de lleno sobre todo a Berta. Desde el momento en el que Leone se cruza en el camino de Berta ya nada será lo mismo, y es que a pesar de saber los grandes riesgos que corre por mezclarse con él, a veces la atracción puede nublar la conciencia, y acabar imponiendo la voluntad del corazón sobre la del cerebro. 

Romeo Leone ha sobrevivido de la mejor forma que ha podido. Con una madre que jamás ha ejercido como tal, se vio forzado a colarse en una de las peores familias de la ciudad para poder salir adelante.  La pobreza que siempre le ha rodeado no hizo más que hacer aún más apetecible el goloso caramelo que le ofrecían los Salvatore. Ahora que ya es adulto es cuando se le está exigiendo un mayor compromiso por su parte, y él se encuentra en la encrucijada de dejarse llevar o bien nadar contra corriente.  Al conocer a Berta, su perspectiva cambia por completo. Ella no es la típica chica que normalmente le rodea, pero hay algo en ella que le hace querer pasar tiempo en su presencia. Sabe que él no es lo más aconsejable para una chica española que no entiende ni sabe de la realidad que él vive en su ciudad, pero no puede evitar acabar involucrandola en las sombras que le rodean. Las decisiones que él acabe tomando marcaran el destino de ambos, a pesar de que saben que lo que surja entre ellos tiene fecha de caducidad.

—Así que debo tirar la toalla. ¿Un chico como yo nunca puede aspirar a alguien como tú? —dijo mirándome fijamente a los ojos.

—Nunca —aseguré más para mí que para él.

En esos momentos, un sentimiento brutal recorrió su rostro e, ironías de la vida, a todo volumen sonó la siguiente frase de la canción: «Yo estaba atento a no amar antes de encontrarte…». Pero, como ocurre con todo lo bueno, pronto se acaba, y la canción lo hizo, para alegría de todo el mundo, o al menos de casi todo.

—¿Me puedo marchar, Leone? —le pregunté temblando.

—Claro. Un trato es un trato, ya te dije que soy transparente —volvió a ser el Leone de siempre—. Solo una cosa: Romeo, llámame Romeo.

—No, Leone. Romeo solo te llaman tus amigos, y esta canción no ha cambiado nada entre tú y yo. —Y sin esperar otra réplica suya, me di media vuelta y me marché.

El libro está dividido en tres partes, haciendo que así la historia quede partida en tres momentos diferentes. A pesar de que la gran mayoría del libro está narrada por Berta, hay partes en que la voz que nos narra es la de Romeo. Esto hace que la autora pueda contarnos cosas que de un modo u otro se perderían con la narración única de uno de ellos. Esto es un acierto ya que es totalmente necesario y aporta mucho a la trama el poder ver los dos puntos de vista.

La novela está cargada de acción, y sobre todo las dos últimas partes contienen muchos momentos trepidantes. Esta acción está narrada de un modo que te hace entrar dentro de la trama sin apenas darte cuenta, con una naturalidad y unos detalles propios de las mejores películas sobre mafias. Los personajes están muy bien definidos cada uno en su rol y, sobre todo, encuentro que hay una gran evolución en el caso de Romeo. Los secundarios aportan mucho al entramado central, ya sea por parte de las amigas de Berta, como por los compañeros y la madre de Leone. Todo esto sumado a una buenísima ambientación, la cual te transporta a las calles de Nápoles y otras ubicaciones como la histórica Pompeya.

Con Latidos de una bala, Alexandra Roma nos sorprende contando una historia más enredada y problemática que la de sus anteriores novelas. Un libro sobre mafias, que nos muestra la cara más oculta y peligrosa de la preciosa ciudad de Nápoles. Una historia de amor mezclada con acción, decisiones, consecuencias, y sobretodo segundas oportunidades…y es que no hay nada más potente que los latidos de un corazón enamorado, ni siquiera los latidos de una bala.